Y aconteció que, entrando Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos en sábado a comer, ellos le estaban observando. Y he aquí que delante de Él estaba un hombre hidrópico. Y Jesús, tomando la palabra, se dirigió a los fariseos y a los doctores de la ley, preguntándoles:
- ¿Está permitido curar en sábado, o no?
Pero ellos se callaron. Jesús, tomando de la mano al hombre hidrópico, lo curó y le despidió.
(Lc 14, 1-4)